5 razones por las que mudarte de Argentina a Uruguay  

No es secreto para nadie que Argentina experimenta hace años una decadencia económica impresionante, con enormes consecuencias sociales. Inflación anual por encima del 200%, más de 40% de la población bajo la línea de pobreza, una moneda sumamente devaluada y, en consecuencia, sueldos y jubilaciones por el piso si se miden en dólares y se comparan con los de otros países no sólo del mundo, sino también de la región.  

Argentina era hace 100 años más rica que la gran mayoría de los países de América Latina y hoy, en 2024, ya no lo es. Esta situación es natural que lleve a muchos argentinos a emigrar y a otros muchos a pensar en hacerlo. Por eso este artículo es especialmente relevante si sos habitante de la República Argentina y estás evaluando emigrar. No es que nos divierta motivar a la gente a hacerlo y alejarse de sus seres queridos, es que sabemos que para muchos es una necesidad, una forma de poder volver a tener alguna posibilidad de cumplir sus sueños y vivir con tranquilidad o un mínimo de confort. A continuación, analizaremos las 5 principales razones por las que creemos que Uruguay podría ser una buena opción para emigrar siendo argentino.  

Estabilidad económica  

Con una inflación en todo el 2023 menor al 6%, una moneda fuerte –hace varios años que la cotización fluctúa levemente alrededor de 40 pesos uruguayos por dólar- y un crecimiento económico lejos de espectacular pero constante en los últimos 20 años, Uruguay se destaca en la región. Con la única excepción del 2020 -cuando la crisis del COVID19 golpeó al mundo entero y la economía uruguaya se contrajo un 5,9%- el PBI uruguayo ha crecido todos los años desde el 2003, por lo que hoy en día Uruguay es una de las economías más pujantes y estables de América Latina. Esta situación no es una novedad ya que hace muchos años que existe consenso a nivel académico con respecto a que Uruguay, Costa Rica, Chile y tal vez Panamá conforman la lista de países de la región con destacados resultados macroeconómicos.  

Yendo un poco más atrás en el tiempo podemos apreciar que Uruguay ha tenido una buena performance económica al menos desde la recuperación democrática en 1985 hasta la actualidad, si bien es cierto que vivió una larga recesión desde 1999 hasta el año 2002, año recordado por ser el epicentro de la peor crisis económica y social que vivió el país en su historia. Una vez sorteada la crisis del 2002, el país retomó el sendero de crecimiento económico, con un promedio de aumento del PBI en el período 2003 – 2022 del 3,37% anual y un PBI per cápita que aumentó de 3.600 a 20.800 dólares en el mismo período según datos del Banco Mundial. Aunque estos datos a simple vista lucen bastante alentadores, es necesario mencionar que la mayoría de ese crecimiento se concentró entre los años 2004 y 2014, con la economía del país creciendo a tasas mucho más modestas a partir del año 2015. 2021 y 2022 fueron años de crecimiento importante del PBI pero los analistas coinciden en que la mayor parte del mismo se debe al “efecto rebote” posterior al desplome de la economía en 2019. 

 El panorama anteriormente descripto contrasta fuertemente con los datos de la economía argentina, que en el período 2003 – 2022 creció un promedio del 3% anual pero con casi todo ese crecimiento concentrado entre el 2003 y el 2011. De hecho, desde 2012 en adelante la economía argentina ha crecido a un ritmo vergonzoso de 0,3% anual, lo cual explica gran parte de la frágil situación socioeconómica del país austral. EL PBI per cápita aumentó desde 3.700 a 13.700 dólares, quedando muy relegado con respecto al uruguayo, pero no sólo eso, si no que en 2022 el dato fue casi idéntico al de 2012, evidenciando el terrible estancamiento económico existente.  

Otros datos relevantes de comparación son la pobreza, la inflación y la moneda. La pobreza alcanza al 40% de la población en Argentina mientras que solamente al 10% de los uruguayos. La inflación de Argentina en 2023 fue del 200% y su moneda se ha devaluado extremadamente durante los últimos años, superando los 1000 pesos argentinos por dólar, provocando que por primera vez en la historia la moneda uruguaya tenga mayor valor.  

Un último aspecto que creemos relevante tratar es que los efectos de la precaria situación económica argentina afectan a toda la sociedad, incluidos los “ricos”. Lo escribo entre comillas porque es tal el empobrecimiento del país que con un ingreso mayor a 300 dólares mensuales una persona se encuentra dentro del 10% que más gana, mientras que en la mayoría de los países desarollados –e incluso en Uruguay- sería considerada pobre. Algunas de estas personas poseen un ingreso con el cual tal vez puedan vivir bastante bien en Argentina pero dado que el peso argentino no vale prácticamente nada, no pueden permitirse viajar ni siquiera a países vecinos. Esto, para un país como Argentina, que siempre tuvo una gran clase media y una clase acomodada acostumbrada a que vacacionar, comprarse un auto, una casa, o viajar al exterior fuera algo normal en sus vidas, es un golpe durísimo y sin dudas que lleva a muchas personas de esos sectores sociales a cuestionarse su permanencia en el país.  

En conclusión, Uruguay es sin dudas un destino a tener en cuenta si estás pensando en emigrar por razones de índole económica como las anteriormente mencionadas.  

Estabilidad política  

Otra razón que pueden tener los argentinos para mirar a Uruguay como posible refugio es su estabilidad política. En sus casi 200 años de historia el país ha vivido siempre en democracia con excepción de los períodos 1934 a 1938 y 1973 a 1985, con solamente dos golpes de Estado en toda su historia, mientras que en el siglo XX Argentina tuvo 5 golpes de Estado con un total de 24 años de gobiernos no democráticos.  

Según el Índice de Democracia del medio The Economist de 2022 Uruguay integra un grupo de 24 países considerados “democracias plenas” en el mundo, en el puesto 11 a nivel mundial, con un puntaje total de 8.91/10, siendo el país americano mejor posicionado y superando a países como Canadá, Francia, España, Reino Unido y Estados Unidos. Argentina es considerada una «democracia imperfecta» y está en el puesto 50 a nivel mundial con un puntaje total de 6.85/10. Éste tal vez sea el índice más conocido de los que colocan a Uruguay en una posición privilegiada en cuanto a democracia, Derechos Humanos o institucionalidad, pero existen varios más que reflejan la estabilidad política uruguaya.  

Un ejemplo claro de la diferencia entre Argentina y Uruguay en este aspecto es la forma en que cada país resolvió políticamente la crisis económica y social de principios de siglo.  

En Argentina el presidente Fernando De la Rúa huyó en helicóptero de la Casa Rosada en medio de protestas en las calles que dejaron varios muertos, sucediéndose luego una semana histórica en la que el país tuvo cuatro presidentes distintos –que renunciaban uno tras otro- hasta que finalmente Eduardo Duhalde asumió la presidencia, ejerciéndola hasta que en 2003 se realizaron elecciones presidenciales.  

En Uruguay, en cambio, más allá de que debido a la profunda crisis económica el gobierno de Jorge Batlle se tornó muy impopular, nadie ni siquiera deslizó la posibilidad de que el presidente no continuara en el cargo, y el mandato concluyó en forma totalmente normal.  

Aunque puedan parecen anécdotas, hay algunos hechos que ayudan a ilustrar las diferencias de las que hablamos. En Uruguay es común que los ex presidentes de diferentes partidos coincidan en eventos, se muestren juntos en público, tengan una relación cordial y hasta en algún caso, escriban un libro juntos. Esto en Argentina es impensado, con acusaciones cruzadas de corrupción y persecución judicial a la orden del día y, tal vez el caso más paradigmático, una presidenta saliente como Cristina Fernández de Kirchner negándose a entregarle la banda presidencial a su sucesor Mauricio Macri. Tal vez alguno pensará que estos temas no son relevantes y que con la estabilidad política no se come, pero creemos que es un factor a tener en cuenta al elegir un país para emigrar, ya que además la inestabilidad política puede tener consecuencias negativas en la economía, respeto a los Derechos Humanos, entre otros. 

Cercanía geográfica 

La siguiente razón para mudarse a Uruguay siendo argentino es especialmente relevante para los habitantes de la ciudad de Buenos Aires y las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos y Corrientes especialmente, las más cercanas al territorio uruguayo. Se trata de la cercanía geográfica entre ambos países, que comparten el Río Uruguay y el Río de la Plata como frontera.  

Alejarse de familia y amigos es uno de los aspectos más difíciles de la emigración, por lo que el poder estar relativamente cerca de ellos es una gran ventaja. Por eso esta razón cobra especial relevancia para los habitantes de las zonas de Argentina que son próximas a Uruguay, como las mencionadas anteriormente. De hecho, gran parte de la propia Argentina queda a una distancia mayor de la ciudad de Buenos Aires que Montevideo o Punta del Este.  

En línea recta, la distancia desde Buenos Aires a Montevideo es de aproximadamente 200 kilómetros y a Punta del Este de 315 kilómetros mientras que desde Buenos Aires a Bariloche o a Salta hay casi 1200 kilómetros. Por supuesto que, al no existir un puente que una Colonia con Buenos Aires, el recorrido por carretera es mucho mayor pero se puede llegar por carretera en auto desde Montevideo a Buenos Aires en aproximadamente 7 horas. Además existe la opción de tomar un ferry directo entre ambas ciudades con una duración de viaje de dos horas y media aproximadamente, mientras que hacer el viaje vía Colonia con una combinación ferry – bus requiere de 5 horas. En comparación, ir desde Buenos Aires a Bariloche en bus puede requerir cerca de 20 horas.  

Similitud cultural 

Dicen que no hay dos pueblos tan similares y tan distintos entre sí a la vez como el argentino y el uruguayo. Y de eso va esta cuarta razón. Argentina y Uruguay comparten la pasión por el fútbol, una gastronomía similar con el asado, el dulce de leche, el mate y los alfajores como instituciones compartidas, la fuerte influencia española e italiana, la similitud en la forma de hablar -especialmente entre los rioplatenses de un lado y del otro del río-, el tango y una historia en muchos casos compartida, entre otras muchas cosas.  

Sin dudas que mudarse a un país con tanta semejanza y vínculos con el propio país puede hacer que la experiencia sea mucho más fácil de sobrellevar, ya que realmente casi no requiere adaptación. Más allá de que existen diferencias y particularidades de ambos pueblos, la mayoría de ellas son muy sutiles e incluso comparables a las que existen dentro de diferentes regiones de cada uno de los países. ¿O acaso no es mucho más parecido a un montevideano a un porteño que un jujeño a un porteño, por poner un ejemplo? 

Por supuesto que no pretendemos que esto se entienda en términos absolutos o como una verdad inapelable, ya que habrán tantos casos como personas, pero en términos generales la identidad rioplatense tiene mucho peso y no respeta las fronteras políticas creadas con posterioridad a que esa misma identidad fuera formándose y creciendo en singularidad y en elementos culturales que la componen.  

Una pequeña escala manejable 

Por último, creemos que el pequeño tamaño y la pequeña población de Uruguay en comparación con los de Argentina constituyen una ventaja, ya que se trata de una escala más manejable que puede hacer la vida más fácil. Embotellamientos más leves, tiempos y colas más cortas para realizar trámites en el Estado –lo que puede incentivar la inversión-, y las distancias menores entre ciudades, son aspectos que pueden hacer a una vida más relajada que muchos valoran.  

A su vez, el hecho de ser solamente tres millones y poco de habitantes puede contribuir a que en Uruguay exista un sentimiento de comunidad más fuerte, redundando en mayor apoyo social y sensación de pertenencia al país. 

Leave a Comment