Rio de Janeiro es un lugar increíble. Desde la primera vez que la pisé sentí una atracción irrefrenable hacia esa ciudad. Rio te recibe con los brazos abiertos, te abraza, te invita a zambullirte en sus aguas hermosas, a bailar hasta el amanecer. Te regala varias de las vistas más hermosas que yo he visto en una ciudad y eso que afortunadamente he visitado muchas ciudades de América del Norte, del Sur, de Europa, del sudeste asiático y de Oceanía. Se nota que amo la cidade maravilhosa, ¿verdad? Debo confesar que estoy enamorado de esa ciudad y que esa es la razón principal por la cual estoy escribiendo este artículo. A continuación te cuento las que considero las cuatro principales razones de este amor.
Su clima y sus playas
¡Calorcito todo el año! Ese es el sueño de muchos de los que sufrimos largos inviernos. Rio tiene un clima cálido todo el año, con veranos super calientes en los que puede suceder que la temperatura no baje de 35 grados incluso en la noche, a “inviernos” con días soleados y con temperaturas de 24 a 28 grados si contás con suerte, aunque puede llegar a descender hasta los 20 grados. Igualmente eso es mucho mejor que los fríos inviernos del cono sur sudamericano, y por supuesto que es probable que la visites en el mes del año que sea, puedas disfrutar de sus playas. Yo me he metido al mar de la playa de Ipanema en los meses de abril, de agosto y de setiembre. Es verdad también que puede llover durante varios días seguidos y que en esos casos los cariocas aprovechan para “ficar em casa”, pero no existe ciudad perfecta, ¿verdad?
Este hermoso clima combinado con las playas de la ciudad son la razón principal por las que Rio me parece una excelente opción tanto como para visitar como para vivir. Es una ciudad muy grande, con una población de casi 7 millones de personas y dos principales playas extensas y hermosas: Copacabana e Ipanema. Como amante de las grandes ciudades y de la playa, esta combinación me parece irresistible. Siempre me gustaron las ciudades grandes por las posibilidades que brindan, así como por el ajetreo y el anonimato que las caracteriza. Hay muchas ciudades grandes en América Latina y el mundo pero pocas que combinen esa característica con las playas hermosas que Rio tiene. Eso le da a la megalópolis un aire playero relajado casi único, que ayuda a bajar el estrés típico de los grandes centros urbanos. Poder salir de trabajar y pegarse un chapuzón mejora el día de cualquiera y disfrutar durante los fines de semana de esos paraísos naturales sin tener que salir de la ciudad es algo super valorado por muchos como yo.
Su belleza natural y su sinergia con el cemento
Cuando uno visita Rio no es difícil imaginar lo que habrán sentido los primeros europeos que llegaron a sus costas en el año 1502 y por qué decidieron fundar una ciudad en ese lugar años más tarde. Sus playas, sus bahías, sus morros, su color verde intenso: todo alucinante. No cabe duda de que naturalmente es un lugar destacado a nivel mundial. Yo he estado ocho veces en la ciudad y aún me sigo maravillando con la vista de la playa de Ipanema desde Arpoador, con el morro Dos Irmãos de fondo. La inmensidad de esa playa, las olas rompiendo, la bruma marina que a veces se aprecia, los verdes morros escoltando la ciudad, ¡qué locura!
Si se visita el Corcovado o el Pão de Açúcar, o mismo desde un avión si se cuenta con la suerte de ir en la ventana en un día despejado, se podrá apreciar esta belleza natural en todo su esplendor y lo bien que combina con el cemento gris blancuzco de los edificios. Los morros se entrelazan con la aglomeración urbana con una gracia única, digna de dos buenos bailarines que se combinan formando una obra de arte que es un regalo para los ojos de quien lo aprecia.
Otra vista que me deja fascinado cada vez que me encuentro frente a ella es la de la Lagoa Rodrigo de Freitas con los afortunados edificios que la escoltan y los verdes morros detrás de ellos. Ese “sandwich” laguna – cemento – morros es único y hermoso. Les juro que no miento cuando digo que he pasado por ahí varias veces, generalmente camino hacia o desde el aeropuerto, y aun así aún aprecio fascinado esa vista hermosa como si fuera la primera vez. Generalmente, también, le saco fotos o videos aunque sepa que probablemente nunca las mire. Pero es tanta la belleza que supongo que lo que pretendo hacer es llevarme un poco de ella conmigo para siempre.
Por último, Rio es una ciudad con abundante vegetación debido a su clima tropical, lo que le da ese color verde característico. Es absolutamente maravilloso ir caminando por sus calles y apreciar enredaderas, árboles y plantas en los frentes de los edificios, en las calles, en las veredas. Tal como entre los morros y la ciudad en general, suele haber una agradable sinergia entre los edificios y la vegetación que los rodea. Para un montevideano como yo, ver una suerte de lianas colgando de los gruesos árboles de las veredas de Ipanema, así como si nada, en plena ciudad, es maravilloso. Imagínense el contraste que sentí cuando hace unos meses volé a Lima a un casamiento luego de pasar unos días en la verde Rio. Para los que no lo saben, Lima está ubicada en una zona cuasi desértica donde prácticamente no llueve, por lo que el verde escasea absolutamente.
La alegría carioca
Si hay algo que caracteriza al habitante de Rio de Janeiro -” carioca”- es su alegría contagiosa y su extroversión. Esto es evidente siempre pero sobre todo si uno visita la ciudad durante el mundialmente famoso Carnaval de Rio. Más allá del evento oficial en el sambódromo, en esos días la ciudad se llena de blocos, que son festejos callejeros con bandas musicales y desfiles de carnaval donde la gente se junta para bailar, tomar y celebrar la vida.
En cualquier mes del año, cualquier día de la semana y más comúnmente los fines de semana si uno camina por las veredas bicolores blancas y negras de Copacabana e Ipanema, tan características de la ciudad, es posible ser testigo de esa forma de ser tan entusiasta de los cariocas. La música- generalmente samba- emana de cada uno de los restaurantes o “quioscos de playa” con locales y turistas comiendo o tomando algo mientras escuchan las alegres melodías. Eso en caso de que no estén parados bailando al ritmo de la música, invitando a los que pasan a unirse a la fiesta.
En la playa también se respira esa vibra festiva, con música proveniente de distintos lugares, vendedores ambulantes ofreciendo desde tragos ya preparados -sobre todo la clásica caipirinha o “caipi”-, hasta distintos alimentos, accesorios, sombreros y mucho más.
El carioca vive la vida como una fiesta, como una celebración y siempre está dispuesto a bailar, cantar y reír, sea durante el Carnaval, en las hermosas ramblas de la ciudad o en las arenas calientes de sus playas, motivando al visitante a sumarse a la celebración.
Una ciudad con sex appeal
La última razón por la que amarás Rio tiene que ver con lo sexies que son los y las cariocas. Los espacios públicos llenos de gente haciendo deporte, los abundantes gimnasios –¡muchos de ellos abiertos 24 horas! -, las altas temperaturas que invitan a llevar poca ropa, el culto al cuerpo y el crisol racial de la población hacen de Rio un destino super caliente. Sea cual sea tu orientación sexual y tu estado civil, estoy seguro de que Rio te hará subir unos cuantos grados tu temperatura corporal y te hará fantasear con un montón de posibilidades. Rio es una ciudad con una movida LGBT importante, con el Posto 9 de Ipanema como punto de encuentro playero clásico y varios clubes y bares de ambiente, además de algunos saunas. De más está decir que recomendamos divertirse pero siempre con precaución y responsabilidad. ¡A disfrutar!